sábado, 3 de mayo de 2008

Soneto agradecido a Joaquín Sabina

Un previo compromiso asumido responsablemente con mi asma, me impidió permanecer el jueves en el acto de homenaje que Lenny Abreu, - gran componedor de cosas hermosas- acompañado de un selecto grupo de cantores y amigos rindieron a Joaquín Sabina.
Por razones obvias, sé bien que por cantor no me invitó Leny al asunto, pero sí me dijo que era obligatoria mi presencia allí por lo del amigo, y sobre todo por lo que, para esta columna y sus lectores han representado las canciones, el manifiesto existencial que sólo el genio de Úbeda puede regalar a un ser en humano en tres minutos. Más cantores que Sabina los hay; más cronistas, tal vez; más poetas, puede ser, pero no existe en habla hispana quien resuma en su trabajo todo lo anterior: Joaquín es el cronista del poema, el poeta de la crónica, un novelista de la canción, culto, popular, tierno, jodedor, y ¡qué bueno! irreverente.
El jueves, sin voz, salud ni valor para enfrentarme al auditorio, decidí expresar mi agradecimiento al fakir con este soneto que, solidario, mi fraterno flaco, el José Antonio, hizo el gran favor de leer en el acto.

Cantor de los vencidos

Le hablo donde esté a un tal Sabina
degenerado señor de buenas noches
roedor de dolores sin remedio
coleccionista de pubis y reproches

Buen amigo del diablo y sus desmanes
la magdalena te ha amado sin complejos
es una pena cruel que ya no bebas
excesivo Joaquín de los excesos

A tu salud: ¡Un buen vino y tus historias!
te debía este soneto, alguna novia,
por tus quinientas noches sin olvido.

Por ser faro de sombra en las derrotas
el bálsamo inmoral de la memoria
el amado cantor de los vencidos.

(Jueves 1 de mayo 2008)
pablo@pablomckinney.com

No hay comentarios: