viernes, 9 de mayo de 2008

Con la agravante del descaro

Como temíamos y habíamos advertido, la campaña electoral ha desnudado todas las perversiones éticas que desde siempre ha arrastrado la clase política dominicana.

El proceso electoral que concluye el viernes, va mostrando al mundo lo que somos, y en lo que se ha convertido la sociedad dominicana, con la agravante del descaro.

Una vez más, la campaña electoral ha devenido en un harakiri político, un chacumbelismo ético, un joderse solo, de la partidocracia nacional; pero también ha sido la evidencia en gris de lo que son y lo que quieren las mayorías electorales nacionales. (El PLD y el PRD, con sus aliados, suman, por lo menos, el 92 por ciento de las intenciones de voto del electorado.)

No hay espacio en diez bulevares para contar las canalladas éticas cometidas por nuestra partidocracia nacional en los procesos electorales de las últimas décadas, incluida la compra de una modificación constitucional para aprobar una reelección con préstamo bancario y todo, durante el gobierno del PPH. Malas artes del PPH y su arrogancia, en su paso por el gobierno, en su enterrar y desprestigiar con saña lo que de prestigio quedaba en el PRD, y hay poco que añadir, cualquier palabra queda corta y si no "apágame esa m..." o vuelva a leer "El año que vivimos en Peligro".

Así, llegó el turno del PLD gubernamental en 2004 y ya ven. Por eso, ahora, en un ejercicio de reflexión y práctica de objetividad periodística e intelectual, uno quiere preguntar, por respetar y respetarse, por seguir respirando: "¿qué nos falta por ver a los dominicanos de parte de ese PLD, muertecito de éxito, ahora conservador y borrachito de aplausos, con su primera vuelta triunfal amarrada en el bolsillo derecho de su pantalón electoral?

Imagina uno que, de ganar el PLD, el 17 de mayo habrá reunión del CC para premiar al genio del clientelismo chulero que ideó la creación de una nómina a cuenta del Estado con los nombres y cargos de los dirigentes barriales y pueblerinos del PLD, y, además, filtró la información para que la prensa escribiera la noticia y se la enviara a don Juan, a la gloria, por E-mail.

Como ven, la clase política dominicana está loca de cinismo o de descaro, quizás de ambas cosas, y el resto también, nosotros. !Ay!, Vallejo: "Esta tarde llueve, como nunca, y no tengo ganas de vivir, corazón." Con la agravante del descaro.



pablo@pablomckinney.com

1 comentario:

Daniela Cruz Gil dijo...

El descaro, el peor de los agravantes de cualquier acción, aun la bondad...