La Feria del Libro se ha convertido para cada uno de sus visitantes en un bálsamo feliz para sobrevivir a la campaña electoral.
Que me perdonen el Ministro Lantiagua, Arvelo y Valdez, pero la preocupación nacional no puede ser ya esta Feria que se supera cada año, y cuyo principal defecto es la variedad que puede llegar a ser estresante, pues a la misma hora, mientras en la Sala de la Cultura un Premio Nobel de Literatura explica sus pareceres sobre la profesión y sus letras , en el Bar del Teatro los principales hombres y mujeres de la opinión política se declamaban sus versos en una noche que ya les contaré en detalle.
Pero de Feria vamos bien. La Feria no es problema sino bendición.
La preocupación nacional son las elecciones y el futuro. Y es que según todas mis fuentes, incluida aquella de El Jaragua, el país seguirá siendo nuestro país después del 16 de mayo como a las once.
Las elecciones, -y décadas de irresponsabilidad partidaria, ceguera estatal y sordera de clase dominante en el tema de la Educación y el fortalecimiento institucional-, han convertido a quienes deberían ser ciudadanos de la República en simples mendigos de la política y sus limosnas. Y eso es lo que somos hoy, a tal punto, que PLD y PRD presentaron su Programa de Gobierno pero a nadie le ha importando: a unos por igonarancia, y a otros por desconfianza. Igualdad en la antifé. No ha habido presión ciudadana para lograr que los candidatos enfrenten sus propuestas y pareceres. Al nivel barrial, lo que predomina en estos días es una chercha que justifica trabajar poco, boronear algo y beber mucho, sin dejar la posibilidad del fornicio, pues demostrado está que el poder es erótico.
De la una mujer bella e inteligente, tentación inapelable, ay, tiene uno escrito que su mejor argumento es su mirada; pero el argumento de un candidato no puede ser tan romántico. La fuerza de una propuesta deben ser los aportes, la dedicación, la trayectoria, la entrega, lo que se ha hecho desde un gobierno o desde una vida. No olvidemos lo principal. Detrás de los cristales, en mayo ya no lloverá. Vienen tiempos difíciles, me repito.
Mi maestro Umbral valoraba a los hombres por la mujer que llevan al lado, las sociedades, por el contrario, deberían ser valoradas por el talante democrático, la responsabilidad y la militancia de sus ciudadanos, incluidos sus candidatos.
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