jueves, 14 de agosto de 2008

Repetida insistencia: Gerencia y autoridad

¡Vuelve y dale! Me repito, le doy y vuelvo con las dos palabras que deberían resumir y definir el gobierno que se inicia el sábado: Gerencia y Autoridad. Eso. Profesor. Este artículo no lo cobro, señor Camino, que estoy repitiendo lo ya planteando, rizando un rizo sugerente y amigo, para que lo lea un presidente, disculpe el señor, pero en la política, como en el amor, no basta con vencer en la batalla: hay que ocupar la plaza, o sea: Gerencia y autoridad, pasando -cuanto antes- de las palabras a los hechos, que para divorcios bastan los de cada cual, y mejor no tocamos esa tecla. Gerencia y autoridad, aderezadas ambas con un buen nombre que cuidar, una ética de un viejo sabio por imitar, porque, ay, no sólo en el tema del narcotráfico el país ha tocado fondo, bajos mundos, y para muestras recuerdo ahora al Depreco, pobrecito, que colecciona expedientes de posibles actos de corrupción de este y el pasado gobierno, como otros coleccionan cartas de amor para el olvido, pero sin "frías", que es un martirio. Hablo de gerencia con eficiencia, y autoridad para aplicarlas. Como escribí, luego del esperado discurso presidencial: que aquel que se mueva no salga en la foto, Profesor. Como Sócrates, se puede querer mucho a Platón, pero más a la verdad. Sin ser Danilo, y sin que tengan Martínez Pozo o Euri Cabral que repetirlo en el otro gobierno, (el De la mañana y don Alvaro) el suyo, debe enviar la señal de que ¡Ahora es! ¡Ahora es! Si en el pasado hubo otras medidas y hubo una ley de austeridad que al no ser cumplidas agravaron la situación que padecemos hoy, y afectaron la credibilidad del gobierno, esta vez no hay excusa ni habrá más oportunidades. La historia enseña que los pueblos pueden llegar a ser implacables en su desmemoria. Ya el diablo no asusta tanto. Mayo 2016 sólo es una fecha. Tiene usted razón: Debemos ir hacia delante. Pero para hacerlo, son imprescindibles gerencia y autoridad. El futuro era ayer. Perdón por la insistencia, profesor, pero la historia vino a cenar y le está esperando.

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