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jueves, 28 de agosto de 2008
El "Tumbe" y las caricias de Dios
"Cada vez va estando menos claro que la razón mueva el mundo." F. Umbral. Son los juegos del azar y la María porque no pierda este pueblo la poca esperanza que le queda. Y es que esta sociedad acumula inequidades, sinrazones e injusticias, como algunas damas coleccionan corazones partidos y marchitas flores. Por suerte, de cuando en vez, por salvarnos, a los dominicanos se nos aparecen lo que llamo: caricias de Dios, abrazos del buen azar, que es lo mismo, y me explico: Mientras en la cañada de Benavides se hace cierta la denuncia vieja de la parca nueva y sus ocho cadáveres, y vuelve y se inundan "viviendas" en la ribera del Ozama, y no hay forma de que pueda un gobierno reubicar a esas familias en otros lugares, y al mismo tiempo militarizar el área para que transcurrido un año no esté repetido el drama; mientras un recién llegado administrador de Lotería advierte del requisito de un carnet partidario para permanecer o ingresar en esa nómina, y el eficiente administrador saliente se apresura a aclarar que dejó la casa en orden, con 200 millones en las arcas y otros 200 más por cobrar, para que perdamos la cordura, en pleno Palacio Nacional se aparece el presidente de uno de esos partiditicos de compra y venta en cada proceso electoral, acusando al jefe del Estado, -que es el único que firma decretos-, de darle un "tumbe" al no haberle entregado, donado, adjuntado el INESPRE y lo que de él queda. Y nada pasa. Y no es una broma, que para caricaturizar la cotidianidad nacional nada como el Jochy y sus muchachos. (Ayer, frente a Teleantillas, un miembro sin saberlo del Club de los Pendejos, de esa clase media que hacen gárgaras con peso en su día a día, fue multado por un Amet, por tomar una llamada a su celular mientras esperaba que cambiara el semáforo, yo lo vi, justo cuando a su lado, decenas de conchos y voladoras transitaban sin revista, retrovisores, cinturón de seguridad, faroles, y una M que no es de mulata sino de miércoles, don Radha. Entonces, ante este museo de absurdos, para que sobrevivamos se nos aparece un Felix Manuel Díaz, heroico y sabio, afirmando: "Cambió mi economía, pero yo no". Caricias de Dios que aprieta pero no ahoga. Pero, por favor, cierren la llave.
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