lunes, 11 de agosto de 2008

País desnudo, solo y descangayado

… pero pasaron los años y los controles sociales fueron desapareciendo, los religiosos fueron perdiendo autoridad moral ante sus feligreses, el respeto hacia el maestro se fue desvaneciendo en calles y escuelas, vino la emigración del campo a la ciudad, y la sociedad dominicana comenzó a cualquierizarse en todos los sentidos. Con los años, la inequidad y las crisis, lentamente, como en bolero, la orfandad social -que la ineficiencia del Estado en su oferta de servicios y oportunidades hacia los pobres supone-, fue sustituida por la solidaridad delictiva del narcotráfico organizado, que es la réplica barrial del "ogro filantrópico". Como colofón de desventura, con la entrada masiva de la mujer al mercado de trabajo, viejo anhelo, la familia tradicional comenzó a transformarse, y el macho ibérico sin entenderlo, lo que provocó que hoy más de la mitad de los hogares del país tengan sólo un padre o ninguno. Y la familia tradicional ha ido desapareciendo, y carajitos y carajitas ya se crían sin padres, en medio de una calle, en un patio, con una tía mayor, sin un consejo, una buena pela, el boche adecuado, un abrazo de padre orgulloso porque la niña sacó 100 en letras, o pinta como Velázquez. Desaparecido la dictadura trujillista y superado Doce Años de asesinatos y atropellos, los fracasos y las frustraciones políticas se multiplicaron con la llegada de la esperanza, era el 1978, pero desde entonces, -con sus momentos luminosos de excepción y nostalgia-, cada gobierno ha sido el anticipo de un desengaño, y sigue rodando la rueda; el prestigio de ser un hombre honrado se fue perdiendo, la palabra empeñada comenzó a devaluarse…y de repente se instaló entre nosotros la filosofía del "Sálvese Quien Pueda." Y en eso estábamos cuando en Paya, Baní, siete cadáveres y un herido desenmascaran el infierno que hace años vive una comunidad tomada como tantas otras del país por el negocio del narcotráfico y su lucrativo excremento. PD: Me perdonan, pero este lunes no está uno por la labor de convencer ni argumentar, esta vez, sólo se trata de conmover, practicar catarsis existencial por ver qué carajo vamos a hacer los dominicanos con un país tomado, vencido y sin fe, sin referencias éticas, Dios de vacaciones, y en el fondo del bar un tango que llora: "sola, fané y descangayada, la vi esta madrugada salir del cabaret. Chueca, vestida de pebeta, tejida y coqueteando su desnudez."

1 comentario:

Daniela Cruz Gil dijo...

La narcocracia se predijo cuando una periodista cibaeña fue amenazada de muerte por emitir libremente su opinión hace ya dos años. Esto no es más que las finales señales del olor de la podredumbre que nos corroe.