Contrario a lo que opinan altos intelectuales y democráticos politólogos, considero una brillante idea que vuelva Trujillo, que retorne el perínclito en su féretro, embalsamado y polvoriento, bien muerto y mejor matado.
Soy un convencido de que para madurar y avanzar, nuestra democracia necesita un "cuco", un "pájaro malo" que desde las sombras aceche mal intencionado. Y hay antecedentes:
Antes de ponerse de acuerdo y apostar a la democracia, los españoles tuvieron a Franco, que aunque enterrado en su Valle, dejó rondando unos generales y una derechona que, de tan golpistas, si SM, El Rey, don Juan Carlos, en pijamas, no se pone el uniforme, la bandera y "un par", y dice cuatro cosas por televisión, en aquel 23F1981 de Tejero, todavía estarían los franquistas gobernando España. Más que Suárez o González, fue el cadáver de Franco, más la derechona golpista, quienes lograron que los españoles -esos señores que gustan del carajillo mañanero, del hablar alto y las mulatas bajas- se pusieran de acuerdo para construir su democracia. En Chile hubo concertación entre disímiles fuerzas políticas, porque hasta ayer Augusto Pinochet respiraba.
En Europa vive el recuerdo de lo que fue capaz el fascismo. Esas garras, ese oprobio, esos hornos crematorios, esos mandamientos tan alejados de Dios, fueron los que inspiraron por lógico rechazo, en 1954, la creación de lo que luego sería la CEE, y es hoy Unión Europea, una UE que sólo existe porque antes existió el fascismo, un Adolfo Mussolini, alias Paco, quiero decir.
Mientras tanto, aquí, con Trujillo tan lejos, anda un sector del PRD jugando a perdonar gobiernos, soltando en banda al país en momentos de grave crisis y nubarrones; declarando ilegitimidades de siempre, en vez de sentarse a discutir y apoyar las transformaciones constitucionales, leyes electorales o de partidos, reglamentos de elecciones, necesarios para que nunca más, ni ellos (2004) ni los peledeístas (2008) puedan utilizar los recursos del Estado en proceso electorales y reelecciones.
Por eso, hace falta que vuelvan los restos de RLT a la Iglesia de San Cristóbal; que construyamos en el local del PRSC el "Museo del Horror Trujillista y los 12 años", y que, en componenda democrática, le organicemos un partido con el 20% de intención de voto, al señor Pérez Martínez, el de La Banda, acompañado de los generales Pérez y Pérez, Lluberes Montás, Milo Jiménez y Cruz Brea. A ver si es verdad que el gas pela y las gallinas mean.
Sólo entonces, quizás, nos dispondremos todos los dominicanos (-nuestra partidocracia irresponsable y nuestra aristocracia el dólar, lavado o no, incluida-) a construir una democracia justa y verdadera, no antes.
Por todo eso: ¡Que vuelva Trujillo, ya, a la iglesia de San Cristóbal!
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