“… y esa lluvia de recuerdos caiga en tu alma otra vez/ ¿y entonces?...” S. Rexach
La pregunta se cae de la mata y sobre todo de la nostalgia que expresa el bolero: “¿Y entonces?
Pero, cuidado, no vayan a pensar ustedes que, cediendo a la tentación de los amores impertinentes, tratará este bulevar de esos lamentos. “y aunque un aparente olvido a ti te asombre/ dime qué harás cuando alguien sin querer me nombre.” No. Esta vez, la pregunta no remite a los amores contrariados que nunca fueron, sino al país que siempre ha sido, que somos, y talvez seremos. Se trata de preguntar y preguntarnos, ante tantas adversidades reunidas y amenazas conocidas: ¿Y entonces? Veamos:
Ya se sabe que la falta de aplicación del Reglamento de la Ley de Migración está provocando, -además de una invasión pacífica de mendigos adultos y famélicos niños tristes-, el agravamiento del drama humano que significa que medio millón de seres humanos, nacidos y criados, estudiados, casados y trabajados aquí, vivan en un limbo jurídico y sean muertos civiles sin derechos ninguno. ¿Y entonces?
Y se sabe, siempre lo supieron blancos y morados al enfrentarse a Balaguer, y lo han sabido entre ellos, uno en 2004 y otro recientemente, que la reelección en un país sin fortaleza institucional no hace sino aumentar el clientelismo y el uso de los recursos del Estado, sin importar el color de quien promueva la reelección. ¿y entonces?
El voto preferencial en elecciones congresuales ha alejado a buenos hombres del Congreso y ha acercado hasta allí a impresentables con dinero. Meritorios dirigentes medios del PLD y el PRD han sido víctimas de esos señores de enganche y malos socios. Lo sabemos, ¿y entonces?
El dólar languidece, el precio del petróleo florece, la economía EEUU se reciente, el galón de la gasolina cuesta RD$200, peligra la estabilidad macroeconómica, ¿y entonces? ¿Dónde están las medidas de ahorro e incentivo, las campañas de educación ciudadana, la austeridad, la patria?
En lo que llegan las respuestas, irresponsablemente, me quedo a ver a Pedro lanzar, paso a saludar a la Pagliari en su reino, y entre innings, me extasío en el bolero y su advertencia: “Se ve que no conoces/ que poco tú has vivido/ pobre de tus noches/ si las usas para olvidarte de mi.” ¡Y entonces! Jocheta, ¡y entonces! Pablomckinney.blogsport.com
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