El sábado, a las once, el Dr. Vincho Castillo estuvo "de La Semana".
Es cierto que Vincho tiene su propio programa de TV, y que es un habitué de los lunes de HOY MISMO, pero su participación en DLS, como Olga en los ochenta, fue "otra cosa". Ahí hubo otros sentimientos, una pasión confesada, un dolor sin fondo, herida sin cicatriz, explicaciones nunca antes ofrecidas sobre el ser, la psiquis y por supuesto, la política.
Aquella, fue una entrevista confesional y humana de un invitado entre las cuerdas de su recuerdo, un entrevistador entre Marx y Freud y un tiempo que se nos quedó corto, muy corto.
Todo comenzó, cuando, por saldar la deuda por su ausencia en: "Políticos en amores", la actividad que organizamos para la pasada FIL, Vincho nos leyó su "Elegía personal del huérfano", escrita en 1976 en el 45 aniversario de la muerte de su padre en París, y a quien nunca conoció: "En verdad, padre, no conozco la alegría ni el rostro de la suerte/ año que tengo de vida, año que cumple tu muerte".
Ese poema fue el pie de amigo para toda la entrevista. En esa muerte del padre, tan presente, en esa ausencia tan sentida, nos apoyamos para encontrar explicación a sus políticos fervores, el por qué psicológico de su devoción por Balaguer, a pesar de los pesares, y más recientemente la admiración casi paternal de Leonel Fernández por él.
Cómo explicar que un hijo político del Bosch, es decir, la izquierda democrática, ya presidente y sin que nadie le conminara a ello, se declare reiteradamente "vinchista". O acaso, ¿es Vincho para Leonel, lo que para él fue Balaguer? Para desentrañar esa madeja psicológica y política nos sobraba instinto y curiosidad pero nos faltó tiempo… y un entrevistado. .
Hablamos de otras cosas: su partido con más propuestas que votos, la figura jurídica del referéndum, su relación con la cúspide política del PLD, pero nada fue igual en esa entrevista después de haber visto a un Vincho leer lloroso, humano y conmovido su poema al padre perdido: "Tengo que imaginarte, reconstruirte, fundar una memoria solo para ti (…) asirme al hilo de versiones de quienes te tuvieron/ y hacer penumbra/ al candil de evocaciones/ de los que te lloraron."
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