jueves, 26 de junio de 2008

DNCD, familia y democracia

La actual jefatura de la DNCD ha aumentado la cantidad de droga incautada y el número de narcotraficantes apresados,como nunca antes; ha mejorado la calidad ética de sus agentes, (revisar medidas y número de cancelados), y sin embargo, el liderazgo barrial del narcotráfico es de tal magnitud, que ya en las esquinas y callejones los pobladores (no necesariamente narcotraficantes) reciben a los agentes a pedradas y botellazos.
¿Por qué ocurre esto? Ocurre, entre otras muchas razones, porque en el país dominicano la paz social y la seguridad ciudadana se han ido desvaneciendo junto con la institución de la familia. En nuestro país, por lo menos, una de cada tres familias es muy pobre, y en más de la mitad hay sólo un padre o ninguno. Ya a los muchachos los cría una abuela, la tía, dos vecinas y un televisor. En la escuela, hace años que el Estado renunció a su inalienable derecho a imponer que antes de iniciar las clases los alumnos rindan culto a la bandera cantando el Himno Nacional, o en un junio cantar: "Llegaron llenos de patriotismo…" Pero ¡qué va! La familia tradicional desaparece y nuestros barrios "calientes" son ya academias para el mal.
¿Entonces? Sin familia, educación, Dios, ejemplo de padre, dónde c… espera usted que vaya la juventud en unos barrios donde el líder ya no es el cura, el activista comunitario ni una monja chévere, sino el muchacho cojonudo que se fue "a lo paíse" y regresó cadenudo y victorioso a distribuir su droga, matar por encargo, embarazar adolescentes y a repartir con solidario y delincuente corazón la fortuna de sus múltiples delitos.
Nuestros barrios pobres se llenan de jóvenes versiones de Quirino y Escobar, de héroes salvadores, Robin Hood de colmadones, mesías glorificados por el cristiano acto de suplir con su dinero sucio -pero útil- las necesidades y servicios que el Estado y sus poderes, -a pesar de su crecimiento económico-, no han podido ofrecer a los pobres dominicanos, con todo y 30 años de imperfecta y papelera democracia en calzoncillos. (Los siete meses de Bosch fueron apenas un rayo de luz perdido entre las sombras de un trujillismo camaleónico y reinante, y dos generaciones sin alma ni memoria). ¡Patria o muerte, nos vencimos!

3 comentarios:

Gina Guerra dijo...

Pablo, necesito una información para un trabajo de Comunicación Social de la UTE.
Te envié un mensaje a una dirección electrónica de codetel y no he obtenido respuesta.
Espero que puedas ayudarme.
Saludos

Maga dijo...

Efectivamente Pablo..hemos cambiado los valores morales por los valores de una jeppeta, de una villa..Realmente desastroso lo que sucede en nuestra sociedad..Vale quien tiene no importa cómo lo haya conseguido.Al final solo cuenta los bienes acumulados..Y pasa en todos los niveles, no sólo con los muchachos del barrio..Basta con fijarse en los politicos, muchos de ellos conocidos como intelectuales, los que han vendido sus ideales a cambio de una jugosa cuenta bancaria..A ese paso vamos..
Si a eso le anadimos un sistema educativo que no incentiva la juventud, y lo que le dan de ejemplos nuestros flamantes politicos que nos gastamos son casos tipo cámara de cuentas o Sunland..Corrupcion pura..
E´pa´lante que vamos..directo a la fosa!

Saludos..

georgy dijo...

Magnífico Pablo, estoy en concordancia, valores trastocados, vivimos la época de que nada nos asombra, época de ceguera social.