martes, 29 de julio de 2008

Leonel, Danilo y un espejo roto

Con mucho esfuerzo, algunos serulles excesos, una palabra de más, y fruto de una estrategia bien diseñada, Danilo Medina y su tendencia a lo interno del PLD han logrado su objetivo: convertirse en la alternativa a las ideas y formas de gobernar de Leonel Fernández.
No estoy afirmando aquí, que DM será el próximo líder del PLD o su candidato en 2012, pero sí que a partir de su comportamiento en las primarias 2007 logró distanciarse de LF hasta convertirse hoy en la única voz políticamente disidente a los planteamientos del Presidente.
Como le vaya a LF -pero inversamente proporcional-, así le irá a DM.
Queda por ver, si las fuerzas que representan a DM en el partido y el gobierno soportarán estoicos estos próximos cuatro años, relativamente alejados de las mieles del poder que como se sabe es erótico, el mejor de los afrodisíacos. Con Palacio, Congreso, secretarías y dos asistentes buenonas no hay Viagra que compita. Pero las naves fueron quemadas. La flecha ya está en el aire.
Durante las internas del PLD defendí la tesis de que a DM no le interesaba tanto la nominación presidencial, (prácticamente imposible de arrebatar a un presidente que en 2007 disfrutaba la luna de miel electoral que significa haber recuperado las cuentas, la estabilidad del país después de la hecatombe pepehachista) como posicionarse ante el partido y el electorado como el opositor, la alternativa política a la forma de LF concebir y practicar la política desde el poder, algo que hasta entonces pertenecía exclusivamente a JTPérez y JDFernández. Y eso, DM lo ha logrado.
Otra cosa muy diferente a todo lo afirmado hasta aquí, es la posibilidad de éxito electoral de la propuesta de Danilo. Medina nunca ha sido un buen material de marketing político, y lo sabe. Sin embargo, en su partido nadie le ha negado nunca sus condiciones de estratega y su dedicación. He ahí sus luces y sombras.
La reaparición de DM en las batallas retóricas del CP morado, es una buena noticia para LF y para el PLD. Y es que nada desayuda más a un presidente en la conducción de un país y un partido, que la unificación absoluta de voluntades y opiniones en torno a las suyas.
El poder, aun sea electo democráticamente, se va acostumbrando a tener siempre la razón, y democrática y electoralmente el Presidente ha tenido tres veces esa razón. Pero la verdad sigue siendo un espejo roto, y la historia nos sigue mirando a todos.
Pablomckinneyblogspot.com

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