lunes, 21 de julio de 2008

Si hay un niño en calle

A las Paola, por supuesto.

Relajado y feliz, después de que en Casa de Teatro Rafael Solano recordara un "10 de abril" y el Vitico nos enseñara el uso de las mesitas de noche para guardar amores, de repente, en un segundo me encontré con el infierno en una escena que me devolvió jodido a las cenizas de unos sueños perdidos de patria.
Era un regreso a la casa después de una noche de viernes, y en un semáforo cualquiera, el de la 27 y Lincoln, por decir, dos niños en harapos, ninguno mayor de nueve años, se acercan al auto mendigando, pidiendo, limpiando… muriendo.
Vencido, llegué a la casa y busqué entre viejos CD el poema de A. Tejada Gómez que canta Víctor Heredia: "No debe andar la vida, recién nacida, a precio,/ la niñez arriesgada a una estrecha ganancia/ Porque entonces las manos son inútiles fardos/ Y el corazón, apenas, una mala palabra."
Me perdonan, pero no acaba de salir el sol y no acabo yo de entender por qué en esta selva insistimos en hablar de futuro y democracia, de valores, de principios y proyectos si "a esta hora, exactamente" hay un niño en la calle, en esas calles nuestras que no son más que un inmenso jardín de horrores y entrenamiento para la delincuencia y la prostitución.
No sé el costo de equipar albergues infantiles, duplicar esfuerzos por la unidad familiar, apoyar las iniciativas de los curas buenos de los barrios pobres, como no sé qué costaría regenerar a los degenerados seres humanos que aportaron espermatozoides y óvulos para que esos niños nacieran, pero algo hay que hacer, si ayer, mucho mejor. Me perdonan. Este bulevar no lo cobro, Camino, pero que lo sepan los cristianos con llanto, evangélicos con saco, agnósticos con Marx, sobrinos de Lenin y solteras sin sexo. Que se enteren los políticos sin risa, los empresarios romanos, las chicas operadas, la modelo en colalé, ¡ay!, las abogadas morenas. Que lo escuchen el Palacio y los partidos, el Congreso y los colmados, el CONEP y el J-2, mis amigas de La Feria y los testaferros del oprobio. Que nadie diga no saber que si hay un niño en la calle no hay patria ni somos país, no hay familia ni hay Cristo, y posiblemente, en algún lugar de un triste barrio, desconsolada, llora la Maria Magdalena por el hijo que nunca llegó.
Pablomckinney.blogspot.com

3 comentarios:

David C. dijo...

Pablo, cuanta verdad en pocas palabras. Da mucha pena como vemos a diario; sin querer o por cortesia, que adulamos o complacemos a personas que no conocemos a fondo solo por el hecho de que uno u otro amigo no los presentara. Y a estos pobres indefensos llenos sueños, inocencia e ingenuidad no tienen ningun tumba polvos ni ningun doliente...solo la marginidad...Pobre pueblo pobre...Pobre futuro pobre...Ojala y cambie la cara de la moneda...Todos podemos ayudar.
Salud Pablo!

juventud universitaria dijo...

Por favor señor periodista, digale en su columna " Bulevar de la vida" a la funcionaria la señora Ligia Amada Melo sobre la donacion de transporte estudiantil que le prometió a la ASOCIACION DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE LA ROMANA. 27 DE NOVIEMBRE 2007. OMAR MEJIA, PRESIDENTE.

juventud universitaria dijo...

Por favor señor periodista, digale en su columna " Bulevar de la vida" a la funcionaria la señora Ligia Amada Melo sobre la donacion de transporte estudiantil que le prometió a la ASOCIACION DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE LA ROMANA. 27 DE NOVIEMBRE 2007. OMAR MEJIA, PRESIDENTE.