Los dos reyes de la partidocracia nacional andan de mal en peor: Uno se muere de éxitos y el otro de incomprensión.
Lo del PRD es reiterativo pues, muerto Peña, no ha habido forma de controlar su vocación al enfrentamiento fratricida, su terco empeño en hacer realidad la advertencia de su líder: "Sólo el PRD vence al PRD", y lo está venciendo. Si las fuerzas emergentes, y relativamente independientes de PPH y MVP no apuran el paso, en breve veremos reeditada la vieja guerra de tendencias: Guzmán vs. J.Blanco vs. Majluta vs. Peña.
La situación del PLD no es mejor pues, creado por Bosch para negar vicios de otros partidos, no ha sobrevivido a la tentación que trae consigo el ejercicio del poder en un país tan atrasado política e institucionalmente como el nuestro, navegando solo en los procesos electorales por la insistencia del PRD en apostar a repetir sus errores. (En fundacional tertulia alguien dijo al Presidente: "yo le crítico mucho, profesor, pero cuando veo a cierta gente en la TV... me entra un leonelismo". Todos sonrieron y, según me cuentan, recordaron el slogan que mejor explica los recientes éxitos electorales del PLD: "para que no vuelvan".
Herido de sus triunfos, el PLD corre el peligro de morir de éxitos, seducido por la soberbia que ese éxito genera. Demasiado acostumbrado a que siempre le den la razón, el PLD va perdiendo el sentido de la tolerancia y el respeto a las críticas, incluso a las de la mejor buena fe. Algo sorprendente, pues en el PLD los nombres electoralmente mejor valorados se caracterizan justo por todo lo contrario, y a JTPérez, Danilo, Roberto, Jaime, o Francisco D. B, me remito. A esos, podríamos hacerle aquí varios "trajecitos" con sus errores políticos, pero nadie puede negarles su don de gente, tolerancia, sencillez y humildad, precisamente, las mismas características que hace 12 doce años llevaron a un joven profesor de 41 a ser jefe del Estado, y ahí sigue como John Little. Entonces, ¿por qué se respira tanta soberbia, intolerancia, sentido absoluto de la verdad en más de una instancia del gobierno de un partido donde su actual líder y sus dirigentes más populares son la expresión de todo lo contrario? He ahí el drama de la partidocracia nacional. Uno se muere de éxitos, otro de incomprensión… y el país mirando.
1 comentario:
Creo que si el PLD sigue con tanta soberbia, le sucederá igual o peor que al PRSC, ellos deben saber que en su partido hay muchisimos hombres presidenciables.
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