Este es un bar por la palabra, el amor, los versos, o sea, la patria. Por un periodismo irreverente pero responsable... y para ciudadanos.
lunes, 8 de septiembre de 2008
Lo demasiado hasta el CONEP lo ve
Que somos una sociedad de irresponsables; nada más que unos señores juerguistas y despistados que vamos por el mundo -y una isla- dejando al azar y alguna virgen nuestras responsabilidades mayores, el país, por ejemplo. Y es que como bien cuenta la sabiduría popular: "Lo demasiado hasta Dios lo ve", aunque esta vez no ha sido asunto del Señor sino del CONEP, que en cuestiones de economía, en el país es casi lo mismo. Hoy, el haitiano no es un tema sino un problema, y hasta el CONEP lo ha entendido y por eso este tronar de documento: "El reto haitiano en RD". Haití es ya, apenas un conglomerado humano con estadísticas de asombrado dolor, líder indiscutible de todos los males en todo un continente, casi un descuido de Dios. Son tan graves los problemas de ese humano colectivo, que nuestro empobrecido país, al borde del caos, con más de la mitad de la población funcionalmente analfabeta, tomado por el narcotráfico, donde apenas se ofrecen 2.5 horas diarias de clases en las escuelas, donde 4 de cada 10 ciudadanos son pobres de joderse, esta nación fallida, ya digo, a los vecinos haitianos les parece un París de atardeceres, un Disney World con mulatas, ay, don Radha, he ahí la historia de Einstein y su relatividad sublevada. Tal que ocurrió: Hasta el CONEP ha tronado exigiendo al santo gobierno asumir su responsabilidad de administrador del Estado y delegado de la voluntad de la patria ante este reto, tema, problema, eso, problema. Lo mucho hasta el Conep lo ha visto, y mire usted, que estamos hablando del "sindicato" de los empresarios nacionales, el mismísimo consejo que reúne desde la Fábrica de clavos, La Mamacita, hasta el todopoderoso grupo Vicini. El CONEP exige al santo gobierno aplicar la ley de migración, y sobre todo, promulgar el bendito Reglamento de dicha ley, que es el consensuado instrumento para comenzar a actuar, regularizando a quien corresponda, deportando a quien no, y siempre desde el interés nacional y ningún otro. Lo demasiado hasta el Conep lo ha visto, y en su loable y ciudadana preocupación, hasta llega a pedir al gobierno lo que parecía un imposible: "sancionar a los empleadores de mano de obra ilegal, y también a los que incumplan los topes porcentuales de trabajadores previstos por nacionalidad en la ley..." Es tanto y mucho, que hasta el CONEP lo ha visto. Mientras el país, o lo que queda de él, vencido en un semáforo, espera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Hola Pablo.
Yo soy la voz de tu conciencia.
Favor mira como destruimos el país y nos reimos de ello. http://parquedelestepuntaespada.blogspot.com/
Publicar un comentario