lunes, 1 de septiembre de 2008

Cronicanto de lunes a una esperanza de viernes

Si algo está muriendo, es inteligente pensar que algo está naciendo. Es inteligente, y además, psiquiátricamente recomendable. Al fin, como bien sentenció Tagore: "qué es un hombre, sin un sueño", o mejor, qué sería de la humanidad sin la posibilidad de la esperanza, la utopía verdadera, la copa medio llena. Si alguien hubiera afirmado en 1996, que un "mulatico lavado" como si fuera de San Juan de la Maguana, recién electo senador por el Estado de Illinois, sería, doce años después, el primer negro candidato a la presidencia de los Estados Unidos y con grandes posibilidades de triunfo, lo hubiésemos catalogado, por lo menos de iluso. ¿Quién podía imaginar que un joven profesor de gran voz, lector voraz y dotes naturales de orador, iba a llegar a ser, -desde la más absoluta pobreza y orfandad-, el más importante y querido líder de masas de un país mulato acomplejado de su negritud? ¿O que otro joven "mulatico lavado", de vestir humilde pero siempre clásico, algo tímido, demasiado correcto y nada ambicioso, un muy delgado y joven profesor que gustaba de quedarse a conversar con sus alumnos después de clases sobre lo enseñado ese día y para aconsejar lecturas, 15 años después sería el presidente de la República y terminaría convirtiéndose en el político más exitoso de su generación? Obama, Peña Gómez y Leonel, son tres ejemplos que debo destacar hoy, en este lunes, cuando todo parece a presagiar desastres no solo en Louisiana. Aquí ya, hasta la crisis está en crisis. Los problemas van cercando a la sociedad dominicana, y hay que sacar de abajo para encontrar una esperanza, abrazar la utopía, reincidir en la confianza que expresábamos en las veladas culturales de los doce años, declamando aquella poesía sobre la madre: "Mañana, hijo mío, todo será distinto." Uno ve con extremada preocupación el deterioro de la vida nacional en todas sus expresiones, incluida la expresión político partidaria, con un reformismo en desbandada, un perredeísmo en democrático secuestro, y un peledeísmo, muertecito de éxitos, empeñado en derrotarse a sí mismo, como si fuera un PRD años 80, aquel del granadazo y otros dones. Si algo está muriendo, algo habrá de nacer. "La era pariendo un corazón", sentenció Silvio. Algo nacerá "y se encontrarán los del machete aguerrido/ con el último héroe que hasta hoy se ha perdido", según el Pablo. Está oscuro, va amanecer.

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