"¿Qué sería tu nombre sin ti?" A. González.
Nada de lo que actualmente ocurre en el PLD sorprende a quienes han seguido los pasos de ese partido. El asunto es simple: La conformación del nuevo gobierno ha traído consigo la formal e inevitable ruptura, no sólo del Presidente Fernández y Danilo Media, lo que es viejo, sino ya entre los seguidores de ambos grupos. Aquello de "no hay cama para tanta gente" no voy a citarlo aquí, pues ha sido esa la cita del fin de semana, aunque debo aclarar que el problema no es la escasez de camas, sino el exceso de resquemores, el desamor en morado. Al fin, cuando el amor llega, hasta en el asiento trasero de un Cepillo VW el amor nos hace, nos convida y resucita. Hagan memoria. Camas hay, lo que no queda es amor, y Bosch está enterrado. La ruptura Fernández-Medina ha tenido una lógica repercusión en la repartición de los cargos, lo que es lógico y esperado: Rotos los viejos amores, no se trata ya de vivir de recuerdos, "de lo que pudo haber sido y no fue", sino enfrentar una realidad de ruptura y amor contrariado: "para que nada nos amarre que no nos una nada." El 16A pasado comenzó en el PLD la prueba de fuego del liderazgo de Danilo Medina. En los próximos años, sabrá el ex primer ministro con quien cuenta verdaderamente para su proyecto. Serán años difíciles para un PLD gubernamental, electoralmente victorioso. Difíciles para un Danilo en malaria burocrático-sentimental, cada vez más alejado de la posibilidad de resolver problemas cotidianos a unas bases peledeístas para las que él era, por delegación de Fernández desde 1996, el santo protector, "resolvedor" del reino, el despacho más abierto, el oído más atento. Al drama interno del PLD, con un Euclides Sánchez desbocado como nunca antes, hay que sumarle ahora la posición de Jaime David, quien por primera vez ha dejado entrever públicamente (aunque sea con su silencio) sus insatisfacciones y hasta contradicciones con el estilo del Presidente. Pero de eso hablaremos otro día. He aquí los elementos fundamentales de la crisis de un PLD muertecito de éxitos, con demasiados invitados a una mesa larga pero finita. Sin camas para tanta gente, es cierto, aunque debo insistir y repetirme: cuando el amor visita, la cama es lo de menos. Hagan memoria. ("Aquí pasaba a pie por estas calles.")
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