Se busca un ciudadano
Mientras otros andan desahuciados detrás de un candidato, seleccionando un mandatario, yo me siento en el bulevar de mis derrotas a buscar un ciudadano.
Perdonen la insistencia, “pero la fiebre no está en las sábanas”, “no por mucho madrugar amanece más temprano”, “nadie tira ná pa fuera si no tiene nada adentro”, y en ese plan.
Democráticamente somos el resultado de nuestras ausencias ciudadanas.
A N días de las elecciones, nuestra partidocracia ni se ha preocupado por presentarnos programas de gobierno. Esto tiene una razón: A nadie le interesa, a ningún partido le resta un voto.
No quedan ya ciudadanos que consideren una ofensa inaceptable pretender ser presidente de la República o seguir siéndolo y no estar dispuesto a discutirlo con el otro, con los otros.
En fin, que somos la suma de nuestras irresponsabilidades ciudadanas. Y voy más lejos: Contrario al objetivo que buscaba el partido que suministró a la prensa las pruebas que demuestran que también en este gobierno una parte del presupuesto se dedica a pagar favores prestados a militantes y simpatizantes políticos, con esa confirmación, lo que logró ese tan bellaco muchacho de mejor familia fue hacerle un gran favor electoral al PLD, pues vino a demostrar que los peledeístas ya no son tan “comesolos” como en sus éticos inicios, ya “boronean” y están dispuestos, como han estado, a permitir que la rueda de inconductas que inspiró a Bosch a crear ese partido en 1973, siga girando en sus administraciones “porque hay que ganar elecciones”, o como me comentaba Cuco Gil anoche en El bomba: “ay, no jodas, Maquinini, la historia la escriben los vencedores, mírate en Balaguer, aquí la moral y la ética son vainas de curas de barrio que sólo sirven para frenar una candidatura.” Guardé silencio y pedí otra “fría”; en las bocinas, “El Gringo de la Bachata” cantaba “Perdido”.
Una vez más, el PLD, el PRD y el PRSC han hecho su striptease y presentado la peor imagen posible a los electores. Sin embargo, en todas las encuestas, los tres suman más del 95% de las intenciones de voto.
Entonces, el asunto no es tan simple. Vayamos al meollo. Se trata de la desolada confirmación de que está sociedad está enferma. Y, como en las elecciones el voto de Quirino vale igual que el de Negro Veras, nuestra partidocracia no hace más que cantar la bachata que las masas votantes quieren bailar, aunque en sus discursos interprete a Serrat.
Se busca un ciudadano para encontrar una patria. pablo@pablomckinney
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