"El hombre que anda sin Norte por esta vida prestada/ más que hombre es un fantasma y más que fantasma es nada." Pablo Cabral.
El fin de las ideologías, la nada, la vieja crisis de valores éticos que viene arrasando a la sociedad occidental y en especial a la dominicana, han conducido a la política, a sus señores y partidos, hasta lo que en Europa han dado en llamar: La enfermedad del centrismo.
Sin norte, sin estar enmarcada en unos principios ideológicos ni éticos, presa del todo se vale o el sálvese quien pueda, la política ha ido perdiendo sus esencias para pasar a ser cosa de Business y escuela de negocios, olvidando que su objetivo fundamental no es otro que el servicio a los demás, a la patria, o sea, el amor.
En lo ideológico, vale recordar cuando el gobierno PRD 1982-1986 tenía como canciller a quien fuera secretario de las FF AA en febrero Caracoles de 1973, Milo Jiménez, pero al mismo tiempo, sin inmutarse ni dejar de sonreír, exhibía orgulloso un busto de Francisco Alberto Caamaño Deñó en su local de la avenida Bolívar.
Ahora mismo, tan cercano como ayer, vimos a un presidente del gobierno y del PLD, de formación boschita pero autodeclarado vinchista, heredero de las fuerzas conservadoras del balaguerismo que venían del trujillismo, inaugurar satisfecho una estación del Metro de Santo Domingo con el nombre del Coronel de Abril, patria quiero decir.
En el acto no estuvieron don Vincho ni Matos Berrido, pero asistió el camarada Miguel Mejía, otros viejos militantes de izquierda, y héroes de aquel abril inolvidable.
He ahí la enfermedad del centrismo: así anda de alocada y sin norte, sin definición, ideología ni camino, la política dominicana. El PRD pasaba en bonche de Milo Jiménez a Guayubín o Fafa, y el PLD navega feliz entre Vincho y Max Puig, Leo Matos y Miguel Mejía. (Si ven a don Miguel Cocco, díganle que El bulevar lo saluda todo el día.)
Todo esto de "Políticos en amores", (8:00 Sala de la Cultura TN), uno se lo ha inventado para propagar la buena nueva de retornar la política a sus valores más humanos, a sus más nobles intenciones, al servicio a los demás, o sea, al amor, que de eso se trataba la cosa, según Duarte, digo yo. ¡Allá nos vemos! pablo@pablomckinney.com.
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